domingo, 20 de mayo de 2018

Números infinitos









Números infinitos

One Is The Loneliest Number –

Three Dog Night


Estaba parapléjico. Ya no quería ser ese old fantoche modelo de pasarela superficial, las circunstancias me dieron un nuevo ser, ¡fuck, los recuerdos!, fuck, son torturas, sobre todo esos recuerdos que para el mundo moderno son bellos, como lucir como galán de cine, o como lucir como un campeón del motocross, como lucir honesto y pulcro, como lucir como el yerno que toda madre desea tener, como tener hardcore sex como una estrella porno usando una cómica beret, y también como destruir corazones, e irse como una estrella fugaz. Era el árbol genealógico que mis conocidos envidiaban. Estaba en modo de soledad con desolación.

***

¿Recuerdas que pagabas por estar solo?, pues tu vida era un festín, eras un inmenso Cthulhu de placer y energía, ahora ninguno de aquellos te visita, solo comentan, murmuran y ronronean con falso sentimentalismo.
Estás sumergido en esto. A veces te sientes un monstruo en un pantano –o como una ascidia en el fondo del mar–, te irrita no recordar ningún mal momento, ningún momento que te hiciera sufrir, hasta ahora. No tienes la repuesta ni mucho menos la experiencia para afrontar tus tormentas; de nada sirve recordar los arrabales de tu ciudad, no te sirve recordar las chicas guapas, las milfs, tus amigos del “sí” infinito, las horas intensas en el gym, tus viajes a la costa, tus motos de Cross, te sientes tan solo azúcar fina para un anciano snob diabético, un producto más de la happy bunch family. Nunca habías tenido un enemigo de verdad.
Siempre entras y sales por las habitaciones de tus recuerdos, juegas dados con tus nervios, hasta aprendiste a fantasear y desear tu reflejo, al observarlo sobre los espejos colgados en las paredes de tus neuronas, pero al buscar tus piernas y tu brazo derecho te avergüenzas y dices: No hay nada que me sorprenda, esto aburre.
Tenías buena pinta, pero ahora… guácala. La vida da tantas sorpresas y por eso es hermosa. Piensas en los genes, tu adn, en la biología, la música, las ascidias, tus motos, en los arquetipos, en tu árbol genealógico, en las maldiciones, en la historia, en la biblia, en el mar, en tu apellido, en tus títulos, en tu educación, en tus novias, en tus locuras y en la velocidad; boom, te acuerdas de tu fatal accidente...
1, 2, 3, dices y de inmediato aparece ese habitación “sorpresa”, recuerdas el pánico que le tenías, pero lo supiste esconder por el “slogan” de lo fácil en abundancia, tienes suerte hoy, esa habitación solo pocos la saben encontrar, ya que el mundo fast & light la sepulta con sus golosinas.
Entras. Está intacta y a la vez todo es nuevo, ves las mesas y los muebles cubiertos con mantas que tienen números estampados: números primos y números naturales, hueles hasta su antigüedad. Una extraña energía te estremece, te excitas, piensas que tu paraplejia es solo un estado mental, y encuentras la ruta y un porqué continuar. Sonríes y ves al fin un mal recuerdo, siempre hablaste de los verdaderos enemigos, de encontrar uno para aprender de él y dices:

Sí, los números son infinitos y nunca los he enfrentado, jajaja.