jueves, 4 de mayo de 2017

En misión "cristiana" a Slayer


En misión “cristiana” a Slayer
28 de abril 2017

Fue un buen viaje, un concierto brutal, mis respetos a los Cuzcatlecosboys, claro que observé  que estamos en pañales, para realizar ese tipo de eventos, lo único en lo que somos meraV ante los salvadoreños, según yo, es en el fútbol y las tortillas (son raras las tortillas de Sivar)  jejeje. Valió la pena los kilómetros devorados, el desvelo y el cansancio, no hubo ningún problema, ninguna queja. Desde que salimos de Teguz con el slogan misión cristiana, todo transcurrió en una camaradería y fraternidad, San Salvador y Santa Tecla nos trató de lo mejor.
El hotel en Santa Tecla y su host Nancy nos hizo mejor nuestra estadía, el YY (Yellow Yuscáran) fluyó y nos activó, las pupusas fue el alimento básico y sabroso, esta vez las cervezas Pilsners y las Brahvas estuvieron muy a tono, Nikky 6 y su gorra de la estrella roja, lo hacían ver que iba a un concierto de Silvio Rodríguez, pero eso a mí no me importa, ser poser, tropical nazi, antifa, gay, criminal, tropical comunista, me da igual, cada quien en su mundo, con tal que el respeto exista, estoy sereno. Me volví a encontrar con “el churro” habíamos ido juntos a Mayhem, y como siempre andaba su botella de ron.
Dreamlore abrió el concierto y palillo se lució, las canciones Worse Than The Worst & Silent Assassin fueron de mi agrado y demostraron porqué son una de las mejores bandas de Centroamérica.
            La noche transcurría, junto a  las Pilsners consumidas hubo unos minutos de silencio, ahí estábamos y éramos testigos de ver a Slayer por primera vez en Sivar y ellos aparecieron con su Repentless, el Araya con su semblante pausado, despreocupado y frío, la sacó del estadio, como dicen por ahí y la pasión del Kerry King la destiló con su energía, ya que nos contagió. Gary Holt y  Paul Bostaph con sus riff y percusiones, era un bombardeo  de furia, magnetismo y alegría, vale decir  que el escenario, con su juego de luces rojizas, azules y púrpuras, era imponente  genial y cumplen un papel determinante en el repertorio, el moshpit se convirtió en un ritual centroamericano, más nuestros gritos eran  subliminales y hechizantes, la tropa catracha se dejo llevar.
Una banda genial, nada de genuflexiones, nada de atribuciones musicales, meraV. Por una noche olvidamos todos los problemas que nos estresan y nos ponen a veces apáticos, depresivos, ansiosos y enojados, por primera vez no hablamos de la mercancía que tanto le gusta al político y al religioso “la pobreza”, íbamos a pasarla bien y lo hicimos.
Fue una noche de Black magic, por algo Slayer es una de las mejores bandas del thrash metal. Disciple, War ensemble, Dead skin mask, Seasons in the abyss y el ¡eh! ¡eh! ¡eh! ¡eh! del público era como una  alegoría infernal y no digamos cuando tocaron, Angel of death, South of heaven, Raining blood, que  fueron las rolas que nos llevaron a ese lugar que muchos queríamos estar “El intratable averno”
¡Gracias! dijo Tom Araya y se oyó su emoción muy sincera con expresiones corporales que exhibían un exceso de carisma; todos los hermanos centroamericanos la pasamos meraV, chapines, mucos, guanacos y catrachos unidos en un solo grito.
  
El viaje tuvo sus anécdotas, como el rótulo que tenía el slogan de misión cristiana, que según palabras de Paoli formaba parte del kit de supervivencia, en caso de que nos detuviera la policía. La estrategia era por si al momento de detenernos ellos pensaran “luchan para que Dios los acepte” o “son junkies y alcohólicos que andan en retiro espiritual, pobrecitos.”
            Paramos en el puente Cuscatlán y vimos el río Lempa. Cualquiera pensaría al vernos que nos estábamos bautizando, pero solo uno lo hizo (sarcasmo).  Nikky6 me comentó que ese puente en 1984 fue dinamitado por la FMLN y después se volvió a  reconstruir.
De nuevo en ruta, sobre la carretera panamericana, tomando un par de selfies, veo los recuerdos a través del display del cel, después ver hacia el horizonte y pensar “God hates us all”, sonrío y observo al Nikky6, y me dice “el próximo concierto es Testament”. Veo hacia la ventana y pienso que tengo una buena ruta que seguir  “el churro” me interrumpe pasándome el aguardiente “el chamaco” del cual tomo un sorbo, me río, pienso en mi Liet y mis gatos y que seguramente me esperan como si fuera un héroe de guerra.