Atlixco
Como yo
conozco el mundo
y a cualquiera doy razón
hoy a todos les pregunto
si conocen mi nación.
y a cualquiera doy razón
hoy a todos les pregunto
si conocen mi nación.
R.M.
Sentía que mi plexo solar era un
abominable monstruo. El manjar hindú era sabroso, el pollo al Tandori era unos
de mis platos favoritos, también de la tripulación rusa. El Atlixco es un
carguero especialmente de coches Porshe, me dije e imaginé que el inmenso
Atlixco era temido en los océanos; seguro los océanos y los icebergs piensan
que el Atlixco es un juguete hermoso creado por el gran Poseidón. Enseguida alcé
la vista y noté a la crew, pensé que
el chef hindú les tenía miedo a los rusos, y tiene toda la razón: son fuertes, toscos,
sucios, locos y bravucones, me recordaban a los orcos de Tolkien, siempre el
chef me buscaba para que les dijera a los rusos que la comida estaba servida.
Se ponía muy nervioso, pero yo lo calmaba, y cuando el segundo capitán daba el
primer mordisco, y éste hacía ese extraño ceceo con la cabeza, entonces daba
una respuesta afirmativa y enseguida miraba a Yuri y decía sonriendo “haracho”
con un tono de niño snob y maldito. Todos sonreíamos, era prohibido el vodka,
pero siempre nos las arreglábamos.
Eugen era el único que no bebía. Y
algo raro, es que tiene una cicatriz profunda en su mentón, hecha con una
botella de vodka, él me contó que fue durante una pelea con dos marineros del
carguero Forest Eins. Él casi no
hablaba sobre el tema, y yo solo escuchaba, sin indagar ni juzgarlo, solo decía
que andaba borracho cerca del río Támesis, yendo para el Puerto del London Gateaway y que debido a eso no
bebe. Qué fuerte pelea debió ser para que un ruso quede traumatizado y no beba
más.
Ellos siempre bromeaban por tener nombre
británico. Alevsei, con su voz acelerada, me reclamaba porque mis padres no me
habían puesto un nombre tipo Hugo, por Hugo Chávez, luego Yuri interrumpía y me
decía Gonduras good, Puerto Cortés, good,
Amerika bleet, y yo le explicaba miles de veces Honduras queda en América, América no es USA.
Yuri sonría siempre y mostraba su
placa niquelada sobre sus dientes, no sé por qué pensaba que Yuri era un Prometeo
moderno. Habíamos zarpado de Emden Port, Alemania; Emden es un pueblito del
norte teutón. Los rusos cuando estaban en Alemania se volvían primitivos, tipo
hooligans, siempre eran discusiones y peleas, el pastor o el CEO, del Seemans Eins Mission Meike, siempre
me pedía ayuda, no los aguantaban, claro que siempre le decía sí porque la del
turno siempre era la hermosa kazajistaní, criada en el norte ruso, Nastia, quien siempre escuchaba tecno
ucraniano de Odessa. Ella siempre me decía, al calor del vodka, que yo tenía
alma rusa, y seguido agregaba, algún
antepasado fue algún buen militar diplomático, cómo puedes domar esas bestias
rusas. Seguro en tu patria se sienten orgullosos de ti, ¿no es así?
“Honduras, ¿eh? Ahí valgo verga,
ese sistema apuñala a los talentos por la espalda”, pensé y continúe en mi
limbo, en fin, siempre he sido un tipo que piensa que ver el pasado es una pérdida
de tiempo. Noté algo en Nastia, esa melancolía de extrañar algo que ocupas,
pero no sabes qué es, realmente que gustaba pasear con su inteligencia. Y le respondí:
Honduras es un hermoso caos, gracias a los políticos
de mierda… pero… de ahí, de ese caos, hago
una pausa y recuerdo la sonrisa de mi dulce madre y continúo no sé, alguien dijo que de los caos nacen
interesantes descubrimientos pero... sonrío.
Ella interrumpe con asombro:
Pero su Caribe es una perla que te relaja y te hace
mandar todo al carajo. Nastia sonríe, me
estampa un beso, me sonroja, intento poner mis labios como ventosas sobre los
suyos y entre sonrisas me dice no, ahí
no. Se levanta y yo me avergüenzo. La sigo, bajamos las gradas, la jalo y
la meto al toillet y la vuelvo a besar, ella accede, la acaricio y pienso que me
gusta su olor a invierno siberiano. Me empuja y dice:
Tú te vas, eres latino, he leído que son mujeriegos y fiesteros
y te vas, no escribes…no. Ella se marcha.
Avanzo hacia la habitación del pull, veo a los rusos y ucranianos jugar
y beber vodka, también observo al regordete Serbio Zafit toser y fumar y ver tv.
Zafit desde la mañana se sienta ahí, arma sus cigarros, tose, sonríe y fuma,
tiene una forma cómica corporal, como aquel gelatinoso verde el slimer de los Ghostbusters. Está loco —me
digo— pero no le hace daño a nadie.
Observo a Jacko, el cacatúa blanco
silba y jode haciendo ruidos exóticos, está encima de su jaula de lujo y canta: Fick dich!, Fick dich! Du vixer!Yuri sonreí y me dice que tuvo un antepasado que domaba
osos, miro su estatura, mide 2.2 metros, y dice con voz correosa tus antepasados seguros fueron emperadores
mayas. Bebe vodka Boris Yelsin*, luego
lame el gollete de la botella, sonríe y me grita:
Chejov es el mejor escritor.
Da! le
respondo. Y pienso es un gran cosaco.
Vamos al mar negro,
interrumpe Eugene y seguido me gruñe Odessa, chicas guapas, para ti mucho vodka, piba y enseguida se me acerca y
me enseña su display, me comenta que
es su novia y sus amigas, veo el espectáculo ebrios sobre la hermosa arena de
mar negro.
Guapas digo
ruborizado.
Aleseiv se me acerca, alegremente,
enciende su pipa con sus fósforos, porque me ha dicho que con encendedor es
dañino y agrega que quiere ir al centro de la ciudad. Que quiere ir algún bar
de los alemanes, que quiere quebrar mandíbulas, adrenalina, digo, pienso en el bar que me recomendó y advirtió aquel
compatriota que vivió aquí, en el Seemans Eins, Der Keller exclamo. Busco a Denis, al alemán del zivildienst, le digo que nos lleve y nos
montamos a la sprinter. Sonrío y pienso:
“Quién iba a decir que vengo de
aquella loca milpa, y que a veces tengo chofer alemán y tripulación rusa, viva
el Atlixco crew jejeje”.
A las 7:30 le grito
a Yuri al bajarme y me responde Nuestra
embarcación zarpará a las 9.
¿Para dónde? pregunta
Denis. Zarpamos a Dublín, respondo
arreglando mi beret y veo a Denis que
lo apunta en su bitácora.
***
Entramos al Keller, un bar de puro alemán norteño, el ritmo folk del ambiente
pone a la Atlixco crew agresivos, Yuri
oculta su manopla, yo oculto un pequeño maneral. Alevsei insulta y empuja,
Eugen, se quita su trench coat, sus venas están resaltadas, reta a varios
alemanes a una pelea. Obvio los rusos parecen orcos y además son pícaros, son
marinos y piratas, saben pelear, saben que los alemanes son como los patos, y
yo ando solo de adorno exótico, de justiciero, llego a la barra, están varios
pelones sentados, los cuento son cuatro, observo a la vieja desvencijada del bar,
noto que el invierno la ha envejecido y amargado, sé que ocupa una super
follada de un soldado del sol tropical, pero que no seré yo, pido un tequila
doble junto a una corona bier, ésta explota,
parece que sus ojos se le saltarán y grita:
Fick dich, nur krombacher, no vendemos esa mierda aquí, sonrío y le grito
¡Solo un tequila mujer!
¡Solo un tequila mujer!
Y comienza la pelea, Yuri parece
tornado, agarra a los cuatros skinheads
y los avienta como si fueran un solo trapo hacia la pared, luego toma a la
vieja del cuello y le grita
Suka, suka, por Gonduras…
Suka, suka, por Gonduras…
Y ella solo grita: ¡Polizei, tur me leid!
Alevsei bebe tranquilamente y Eugen
gruñe
¡Todavía tiene fuerza el abuelo!
Los cuatro pelones se levantan, salen corriendo y gritan
Heil Hiltler!
Yuri carcajea…
¿Ven?, ni sudé, me hace sudar más ese curry de ese
puto chef. Yo pensé que íbamos a entrenar.
Vuelvo en mí. El chef hindú me dice:
Tu coke.
Ahh, digo
en lata y helada, wunderbar seguido
el chef me pregunta:
¿Dónde estabas querido amigo?, ¿pensando en alguna
querida?, ¿pensando en alguna hermosa ciudad, o algún hermoso puerto de tu Caribe? En eso el carguero, el Atlixco. se sacude, como
haciendo un gesto negativo.
“Marea alta” me digo… Estaba en Emden Stad.
Pensando en alguna madame hmm… dice alegremente.
No, le respondo y otra
vez se sacude el Atlixco, los rusos carcajean, y supongo que seguro beben té y
ven alguna película de la segunda guerra mundial.
Veo al chef hindú sonreír, su
ayudante enano filipino Dominador aparece. Lo veo y me dice dear friend…
Sí que me recuerda aquel
compatriota, aquel compatriota que mataron a verga esos skinheads.
Yuri los agarró como si fuese un tornado. Vuelvo a sonreír y recuerdo
cuando me contó de ese bar, y de ese pleito que tuvo, me lo recomendó y me
advirtió, no sé por qué lo hizo, también mencionó que le quemaron la mano con
un encendedor y lo mandaron al hospital, al final de tomarnos esas Becks.
Yo le prometí que lo vengaría, el Atlixco se sacude como haciendo un gesto afirmativo, claro que sí, el Atlixco sabe… compa.
Yo le prometí que lo vengaría, el Atlixco se sacude como haciendo un gesto afirmativo, claro que sí, el Atlixco sabe… compa.
El Atlixco lo sabe…compita.
Ochi haracho y que viva Honduras.
* Boris Yelsin, ex presidente de
Rusia.